24 de abril de 2014

Casualidades Oportunas. (Capítulo 5)

Corre. Era lo que me repetía en mi mente. Corre. Alguien me perseguía, miré hacia atrás mientras corría,era alguien corpulento, con capucha y entre sus manos se divisaba una navaja. Era el mismo hombre, el del callejón. Intentaba correr pero no avanzaba, no me movía del lugar, sin embargo el hombre si se movía, casi me alcanzaba.... A medida que el hombre estaba mas cerca su figura cambió, su cuerpo se hizo alto y delgado. A pocos pasos de mi se detuvo y me miró, sus enormes ojos azules me hicieron darme cuenta de que era el, Lucas.
-Te lo advertí, soy peligroso Anastasia.- Dijo con una sonrisa maliciosa.
 Dio un gran paso hacia mi eliminando la distancia y clavó la navaja en mi pecho.
 Me desperté sobresaltada, mi frente empapada de sudor. Mi pecho contenía un grito de terror, me costaba respirar. Había sido tan real... Aparté las mantas y me levanté, caminé por el piso frío hasta llegar a mi ventana, la abrí de par en par y miré hacia afuera, aspirando el aire de la fría noche de invierno. Había pasado tanto hacia unas pocas horas...
 Hace dos horas antes...
Lo miré alejarse mientras mi cabeza daba vueltas. ¿Por que me había besado? Me rocé los labios con la yema de mis dedos, estaban hinchados y probablemente rojos. Mi respiración aún estaba agitada y no podía sacarme a Lucas de la cabeza. Inmediatamente después de que se fuera, mi cuerpo abandonó toda la tensión acumulada y respiré aliviada. ¿Por que? ¿Por que? ¿Por que? Era lo único que me repetía. Suspiré y caminé hasta la puerta, se escuchaban voces dentro. Me metí las manos en los bolsillos, buscando las llaves, pero no las encontré, supuse que las había dejado en la mochila. Toqué el timbre y mi madre abrió la puerta, preocupada y enojada.
 -¿DONDE DEMONIOS ESTUVISTE?
 Pasé a su lado esquivándola y me detuve a los pies de las escaleras, pensé que lo mejor sería evitar informarla sobre el robo, pues solo causaría mas problemas.
-Estuve en la casa de una amiga. Te envié un mensaje ¿No te llegó? - Mentí mientras la miraba fijamente intentando parecer inocente.
 -¿AMIGA? ¿Que amiga? ¡Por supuesto que no me llegó ningún mensaje!
Miré a mi madre con ojos cansados.
-Por favor mamá, estoy cansada. Solo alegrate de que haya echo amigos.
 Ella suspiró.
 -Lo siento, es que estaba preocupada. La próxima vez, si sales ¡avísame!
 -Si mamá.-Le digo con gesto cansado- Iré a dormir.
 -¿No cenarás?
-No tengo hambre. -Y es verdad, en el mismo instante en que Lucas se fue perdí el apetito.
Subí lentamente las escaleras y me metí en mi cuarto, busqué el pijama y me metí en la ducha. Bajo el agua me relajé un poco, cerré los ojos con fuerza, intentando olvidar todo lo ocurrido, pero no podía. Mi mente no dejaba de dar vueltas. Salí de la ducha y me sequé lentamente con la toalla, sin prisas, esta tan cansada... Salí del baño y volví a mi habitación, me desplomé sobre la cama y rememoré cada segundo del día. Christian, aquel horrible hombre, Lucas... Lucas, Lucas, Lucas. ¿Porqué me había sentado tan mal cuando me dijo que no volvería a verme? ¿Porqué me había besado? ¿Porque no podía sacármelo de la cabeza? Mis confusos pensamientos me abrumaban y caí en un profundo sueño.
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 Desaparecí por la esquina sin mirar atrás. ¿Que demonios me pasaba? ¿Porqué había besado a aquella chica? La tenía tan cerca mio y me miraba con esos ojos grandes, castaños, penetrantes, como si pudiera ver dentro de mi alma... En un segundo le había dicho que no volveríamos a vernos... Y de repente la tenía entre mis brazos. ¿Que me había pasado? Quizá era su perfume embriagador. Ella era hermosa. Anastasia, su nombre se repetía en mi cabeza. ¡Basta! Axel me lo había dicho. No crees lazos con nadie. Sus ojos parecían tristes cuando intenté decírselo. Pero ahora no importaba, debía seguir con mi trabajo, debía olvidarla. Mi teléfono vibró en mi bolsillo y lo tomé mirando el número, era Dylan.
 -Hola.
-Hola Lucas. Seré breve, Axel me llamó y me dijo que habían localizado a Jasper, vamos tras el, pasaré por ti en dos horas.
 -Bien.- Cuelgo.
Marco un nuevo número y pulso la tecla de llamada. Suena y suena y al fin contestan.
 -Hola?
 -Mariano, soy yo. Voy rumbo a casa, necesitas algo?
 -No, gracias. ¿Como estuvo tu día? Eso de no estudiar tiene sus ventajas, no?
 -No estudio porque no lo necesito, ya te lo dije. Necesito que investigues a una chica, te lo contaré mejor cuando llegue.
 -¿Una chica? ¿Axel lo ordenó? - Preguntó confundido.
-No Mariano, esto es por mi cuenta.
-¿Por tu cuenta? ¿Desde cuando es por tu cuenta? ¿Como se llama esa chica? ¿De donde la conoces?
 -Te dije que te lo explicaría mejor en casa.- murmuro levemente irritado y cuelgo.
 Bueno, se que no debería tratarlo así, es mi mejor amigo y vive conmigo, pero a veces simplemente me ponía de los nervios. ¿Hubiera sido diferente hoy si hubiera estado en casa cuando estaba Anastasia? ¿Que hubiera pensado? Meto mis manos en los bolsillos y camino hasta mi casa.
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 Sacudo la cabeza y se desvanecen los recuerdos. Vuelvo a inspirar de nuevo el frío aire de la noche y me relajo. “Soy peligroso” Eso es lo que había dicho. ¿Porqué? ¿No podría haberme dicho el por que? Exasperada y enojada conmigo misma por seguir pensando en el, cierro la ventana y vuelvo a dormirme.

El despertador suena sobre la mesita de noche, irritada extiendo la mano y le doy un manotazo tirándolo al suelo. Maldita sea. Me doy la vuelta y sigo durmiendo, pero dos minutos mas tarde, el despertador vuelve a sonar. Suspiro resignada y me incorporo. Busco ropa y entro a bañarme, bajo el agua helada me termino de despertar. Me seco y me visto, llevo puesto un vaquero negro ajustad y una camiseta blanca de tirantes, me ato el pelo en una cola de caballo y, por primera vez desde hace mucho tiempo, me pongo rimel y me hago la linea de los ojos. Me miro al espejo, me veo bien, presentable incluso, le sonrío a mi reflejo confiada y agarro mi mochila. Bajo las escaleras torpemente y paso por al lado de mi madre murmurando una despedida, salgo por la puerta y camino con la cabeza en alto, sonriendo.
 Christian me había besado ayer y me había dicho que era guapa, Christian el mas irresistible y popular del instituto. Christian, el que resultó ser un imbécil. Era increíble la confianza en mi misma que tenía ahora. Llegaría al instituto, lo evitaría y me sentiría segura conmigo misma. ¿Porque no? También puedo ser popular.
 Entro al liceo y sonriendo y todos empiezan a mirarme. Alguno que otro sonríe, pero nadie me habla, nadie. Subo por las escaleras confiada de mi misma, un chico al que no conozco me abre la puerta y me deja pasar. Me dirijo hacia mi clase caminando apresuradamente, las miradas me ponen incómoda. Sin embargo, nadie se está riendo de mi ni susurrando, solo miran. Doblo por el pasillo cuando de repente choco con alguien y un montón de papeles caen al suelo. El me mira y yo le miro.
 -Lo siento.-Se disculpa el-Estas bien?
 -No te preocupes- Sonrío.- Estoy bien.
 El se agacha para juntar sus papeles y yo me agacho con el, ayudándolo. Nos levantamos y sonreímos.
 -¿Eres la nueva, verdad?
Yo asiento.
 -He escuchado de ti. Supongo que ya te lo dijeron, pero bienvenida- Dijo con una sonrisa deslumbrante, me extendió la mano y yo se la estreché.- Me llamo Mariano.
 -Yo soy Anastasia.
 Los ojos de Mariano se abrieron con asombro.
-¿Eres Anastasia Morgan Smith?
 Lo miré extrañada.
-Eh.. Si.
 El sonrió lentamente.
 -Creo que vamos a tener que conocernos mas.
La noche pasada...
Montado en mi bmx pedaleaba rápidamente hacia casa. Mi compañero de piso, quien tambien es mi mejor amigo, llegaría en un rato. El móvil me vibra en el bolsillo y freno un poco mientras miro el número, sonrío y contesto.
-Hola amor.
 -¿“AMOR” ? Te mandé dos mensajes y te llamé, no contestastes a nada. Hace horas no hablo contigo y tu vas y te atreves a llamarme amor? ¿DONDE ESTABAS?
Reí y suspiré.
 -Lo siento Yessenia, estuve muy ocupado. Axel me encargó investigar el doble hoy, el trabajo me está matando. No puedo esperar mas a verte.
 Ella esperó unos segundos antes de hablar, y cuando lo hizo, volvía a ser la misma Yessy de siempre.
 -Lo siento, sabes que me preocupo. Me tengo que ir, solo quería saber si estabas bien. Te amo!
Te amo.
 Colgué con una sonrisa y negué con la cabeza, a veces ella podía ser tan... Ruda, y a veces tan tierna. Pedalee en bicicleta hasta mi casa y bajé. Saqué las llaves y entré, todo estaba en silencio, Lucas no había llegado. Cerré la puerta y llevé la bmx al trastero. Lucas había estado muy raro. ¿Quien sería la chica? Lucas pocas veces me había pedido información sobre alguien. Solo cuando realmente le importaba. Sumido en mis pensamientos me senté en el sillón e inspiré hondo. Un dulce aroma a perfume se respiraba en el ambiente. Fruncí el ceño. Alguien había estado aquí.
 En ese momento se abrió la puerta y me levanté de un sato preparado para pelear al mínimo indicio de peligro. Pero no hacía falta, era Lucas. Entró y cerró la puerta.
 -¡Lucas! Huele a perfume de mujer. Alguien estuvo aqui, debemos irnos y llamar a Axel.
 El me miró y un fugaz destello de comprensión pasó por sus ojos. Lentamente se acercó y se sentó en el sillón. Incrédulo lo miré.
 -¡Lucas!
 Me miró y gruñó.
 -Baja el tono. Yo se quien estuvo aquí. Fue la chica de la que te hable. Quiero que investigues todo sobre ella. Cuanta mas información mejor.
 Lentamene comprendí y me senté a su lado.
 -¿Porqué estuvo aquí?
 -Chocamos y se desmayó, no podía dejarla allí.
Asentí comprendiendo, me pregunto que habría pasado en realidad.
 -¿Porqué quieres que la investigue?-Pregunté con una sonrisa.
El sonrió disfrutando de alguna extraña broma privada.
 -Lo único que necesitas saber, de momento, es que se llama Ana, Anastasia Morgan.

Casualidades Oportunas. (Capítulo 5) 

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