15 de julio de 2014

Capítulo 7 de Yo Tan Bella Y Tu Tan Bestia. ¿QUIEN ANDA AHÍ?


Capitulo 7. ¿Quien anda ahí?




Tengo frío, me tapo, pero se que es inútil, el frío viene de adentro. Hace días que no salgo de mi habitación, no quiero comer, no quiero beber, ni siquiera llorar funciona, mis ojos están secos, ardiendo, recordándome lo débil que soy minuto tras minuto.

Miro el reloj, son las cuatro de la mañana. Mi garganta arde, estoy deshidratada. Me levanto de la cama y me pongo mis zapatillas, sin hacer ruido, voy hacia la puerta de mi habitación. Paso en frente del espejo y mi respiración se detiene mientras observo mi figura en el. He perdido un poco de peso, mis ojos se ven tristes, cansados, sin vida, casi irreconocibles por las enormes ojeras que tengo. No hay ningún rastro de emoción en mi rostro y estoy pálida, incluso mi cabello se ve diferente. Me obligo a moverme, arrastro mis pies hasta la puerta y giro el pomo, el aire frío de la noche me golpea y me hace temblar, bajo por la escalera sigilosamente y voy a la cocina, doy un paso e inmediatamente se que algo va mal, un escalofrío me recorre y me quedo inmóvil. Sentado en la mesa de la cocina hay un hombre.

-Annie.-Me dice Bill. Sigo sin poder moverme.

El gira la cabeza divertido y me contempla.

-¿Que está mal? ¿No quieres hacerme compañía?

Empiezo a temblar y me temo lo peor, el se levanta y se acerca a mi con tranquilidad, quedando a dos pasos de distancia. Bill nunca está en casa, solo por la noche y de mañana, temprano, que es cuando me voy, así que lo veo pocas veces nunca ha intentado nada desde que era niña, pero he estado temiendo este momento desde que Jake se fue.

Bill estira la mano y me toca un mechón de pelo, me acaricia con suavidad el rostro y me mira a los ojos. Todo lo que hace me parece repulsivo y tengo tanto miedo que no puedo hacer nada. No puedo controlar mi cuerpo, que tiembla y se encoge al menor tacto de su manos, no sostengo su mirada, me miro los pies e intento reaccionar. Doy un paso atrás.

-No...Me...Toques.-Mi voz es un murmuro tenso y firme, pero escucho el miedo en mis palabras. Y Bill también.
El sonríe, una sonrisa maliciosa, lasciva, repugnante.

-¿O que? -Dice y da un paso hacia mi.

Le miro a los ojos y se inmediatamente que tendré problemas si no hago nada. Me doy la vuelta y echo a correr pero el adivinó mis intenciones y antes de poder dar un paso, siento la mano de Bill sobre mi hombro. Me hace daño.

Desesperada busco a tientas algo con lo que defenderme, mis manos se topan con un objeto duro que no puedo reconocer por la oscuridad de la noche. Sin pensármelo dos veces, lo agarro y se lo arrojo directo a la cabeza. Un gruñido se escapa de sus labios y sé que le he dado. Su mano se zafa de mi hombro y yo vuelvo a correr hacia la puerta de entrada. Grito pidiendo ayuda, pero no tengo muchas esperanzas, si mi madre aun no ha escuchado el ruido, es que algo le ha pasado, pero no puedo ayudarla ahora, primero debo escapar de Bill.

Corro hacia la puerta y cuando estoy a punto de llegar, un fuerte tirón de pelo me detiene. Me tiene atrapada, sus fuertes manos tiran de mi cabello y no me dejan moverme. Intento safarme pero cuando mas me muevo, mas me duele. En un momento, estoy en el suelo y el está encima mio. Lucho contra el, moviendo piernas y brazos en un intento de salir de ahí, pero pesa mucho. El se inclina sobre mi con una sonrisa y se que tengo problemas.

-Creo que perdiste cariño.-Dice él en tono lascivo.

Decidida a no rendirme, lanzo con fuerza mi cabeza hacia adelante, golpeando la suya. Bill queda momentáneamente sorprendido y aprovecho para inclinarme y morderle el cuello. Un alardido de dolor se escapa de sus labios y se lleva las manos al lugar donde ahora hay una marca roja. Esa es mi oportunidad. Lucho con todas mis fuerzas para moverme y consigo girar un poco sobre mi cuerpo, pero no puedo salir. No puedo hacer nada, su peso es mayor que el mio y sé que no tengo escapatoria. Cierro los ojos porque se lo que me espera, y lo último que veo, son los ojos enfurecidos de Bill.

El se levanta y por un momento pienso que se va a ir, pero no, siento que me patea las costillas y un momento después, llega el dolor punzante que me atraviesa el pecho. Y otra vez mas, me golpea en las costillas, el estómago, incluso en la cabeza, y estoy indefensa, no sirve huir. Los golpes cesan de repente y un golpe sordo rompe el repentino silencio de la noche, luego escucho un grito, todo se vuelve oscuro, y se que he perdido la consciencia.






Me duele la cabeza. Siento la sangre bombear en mis oídos. No escucho nada, solo el sonido que hace el viento al soplar con fuerza. Me estremezco de frío y tiemblo. Me arde todo el cuerpo. Siento una cálida mano apartarme el pelo de la cara con delicadeza. Y se que tengo que abrir los ojos. Muy lentamente lo hago. Estoy en un ático y está amaneciendo. Mi cabeza está apoyada sobre el regazo de alguien y mi cuerpo está estirado sobre un muro frío de piedra. Me siento sobre el muro y respiro hondo, preparándome para mirar a la persona que me acompaña, aunque en el fondo ya lo sé. Me giro y mis ojos se encuentran con los suyos.

-Lucas.-Susurro.

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