11 de septiembre de 2014

Capítulo 8 de Yo Tan Bela Y Tu Tan Bestia. Interrogatorio Fallido.


Capítulo 8. Interrogatorio fallido.

Sus ojos azules me cautivan una vez mas. Nos miramos fijamente sin apartar la mirada. Su cabello negro despeinado le cae sobre los ojos y tengo que apretar la mano en un puño para contener el impulso de apartárselo. Mis ojos bajan momentáneamente hasta sus labios y el sonríe divertido.

-¿Estas bien?-Murmura, y sé que es hora de hablar.

Mi mente es un terremoto de pensamientos confusos. ¿Estoy bien? Bueno, hace unas horas me encontraba en el piso de mi casa temblando mientras mi padre me golpeaba en el estómago, las costillas y la cabeza. Y el chico que ocupa mis pensamientos, el que me besó, el que me aseguró que no nos volveríamos a ver, el que piensa firmemente que es peligroso, es quien me salvó.

-No lo estas, ¿Verdad?-Dice él.

Niego con la cabeza. El viento vuelve a soplar con fuerza y me hace tiritar. Hago una mueca de dolor.

Lucas frunce el ceño preocupado.

-Salgamos de aquí, debes de estar congelándote.-Se pone en pie y me tiende una mano.- Vamos a hablar a otro sitio.

Tomo su mano y el me ayuda a ponerme en pie con sumo cuidado. Caminamos lentamente hasta la puerta del ático y nos paramos cuando vemos las escaleras. No se si podré bajarlas. Apoyándome del brazo de Lucas, bajo un pie al primer escalón y siento una fuerte punzada en las costillas. Se me escapa un jadeo de dolor. Bajo el otro pie con cuidado, pero me duele todo el cuerpo y no puedo evitar el grito que se escapa de mis labios. No podré bajar. Él me mira preocupado.

-No puedo.-Le digo.-Yo... Creo que tendrás que ayudarme.

Me mira un segundo y luego se acerca a mi. Con mucho cuidado, pasa un brazo por debajo de mis rodillas y el otro por los hombros, tomándome en brazos. Poco a poco baja los escalones conmigo y llegamos al pasillo del último piso.

-¿Peso mucho? -Le pregunto a Lucas.

El niega con la cabeza y me sonríe con una mirada divertida.

-Oye, ya puedes bajarme. -Le digo al ver que aún sigo en sus brazos.

-No. Es mas rápido así y no te haces daño.-Dice mientras niega con la cabeza.

En el fondo estoy aliviada. No por el dolor, si no porque la sensación de tener sus brazos a mi alrededor es confortante. Apoyo la cabeza en su pecho mientras él camina y escucho los latidos de su corazón. Cierro los ojos y dejo que Lucas me lleve a donde sea que vayamos. Su cuerpo desprende calor y me siento querida en sus brazos.

-Llegamos, Cenicienta.- Murmura él en mi oído.

Abro los ojos y él me deja con cuidado en el suelo. Frente nuestro hay una puerta con el número 342. Lo miro interrogativa y el sonríe. Saca una llave del bolsillo y abre la puerta, dejándome pasar.

-¿Quien vive aquí?-Le pregunto.

El salón es bastante grande, formado por un sofá de cuatro plazas, dos sillones y una mesita. La televisión reposa en una pequeña repisa postrada sobre la pared. Lo que mas me llama la atención es el piso, todo cubierto de una moqueta blanca. Todo está limpio y organizado. A la izquierda del salón, está la cocina. Es pequeña, pero muy bonita. Y a la derecha sale un pasillo que supongo yo que dará paso a las habitaciones.


-Una amiga. Estabas inconsciente y no sabía que hacer contigo, así que la llamé y le pregunté si podía prestarme el apartamento para una emergencia.

Asentí con la cabeza. Y caminé hasta el centro del salón. Sentí sus pasos detrás mio.

-¿Y ahora qué?-Le pregunté.

-Ahora nos sentamos y hablamos.

Se dirigió al sofá con determinación y se sentó, haciéndome un gesto para que me sentara a su lado. Me acomodé al lado suyo y suspiré, girándome a mirarlo.

-¿De qué quieres hablar?

El silencio reinó en el salón durante unos segundos.

-Desde... ¿Desde hace cuanto?

Lo miré en silencio. No podía contestarle. Él estaba preguntando por Bill, un tema que he tenido que callar durante años. No podía confiarle mis mas oscuros miedos a él. Lucas esperó pacientemente por una respuesta, pero mis labios no articularon ninguna palabra.

-Ana, por favor.

Un nuevo silencio.

-Creí que íbamos a hablar.-Masculló.

-No puedo contestarte esas cosas Lucas.-Murmuré.

-Te salvé la vida.

Ambos nos miramos a los ojos.

-Gracias.

-De nada.

-Entonces... - Continua él, dispuesto a obtener una respuesta.

-No. Vamos a hacer un trato. Yo también quiero preguntarte cosas. Si tu me respondes algo, yo te respondo algo. Una y una.

-Es justo. -Respondió. -Sin evasivas.

-Sin mentiras.-Repliqué.

No contestó.

-Bien. ¿Qué quieres saber?-Me preguntó.

Pensé muy bien antes de contestarle.

-Te agradezco que me ayudaras... Pero, ¿Que hacías en mi casa? ¿Me espiabas?

El me miró y tragó saliva.

-Si.

Su respuesta me confundió por completo. ¿Por qué demonios Lucas me estaba espiando a las cuatro de la mañana? ¿Y por qué demonios eso no me asustaba ni me enojaba?

-¿Por qué?

-Lo siento, eso ya son dos preguntas. Es mi turno-contestó él. - ¿Desde hace cuanto?

-Desde que tenía cinco años. Hasta los 12. Mi hermano ya tenía 15 y le dio una paliza brutal. Le dijo que si me volvía a poner un dedo encima, lo mataría. Unos años mas tarde el se fue a la universidad y se mudó. Y yo me quedé sola con mamá y con Bill. Nunca intentó nada, porque nunca estaba en casa. Hasta anoche.

Sus manos cerradas en un puño temblaron y vi la tensión en su mandíbula.

-¿Por qué mierda nunca dijiste nada?

-Lo siento, eso ya son dos preguntas. -Respondí, devolviéndole sus palabras. -¿Por qué me espiabas?

-Porque estaba preocupado. Un amigo me dijo que últimamente habías faltado a clases y pensé que te había pasado algo. Así que... Conseguí tu dirección y fui a verte. -Contestó el.- ¿Por qué nunca dijiste nada Anastasia?

-Tenía miedo. Pensé mil veces en hacerlo, pero no podía. Y cuando Jake se fue, desapareció mi única protección y sabía que si hablaba con mi madre, o con la policía, Bill me haría daño. -Respondí. - ¿Por qué decidiste ir a verme a las cuatro de la mañana si se supone que querías saber como estaba?

El silencio inundó la sala.

-Porque no quería que me vieras.

-No creo que haya sido por eso que estabas en mi casa.-Repliqué.

-Te estoy diciendo la verdad.-Contestó.

-Claro, y yo tengo tres años.

Ambos nos miramos enfadados. Que frustrante. Me acomodo en el sofá dispuesta a conseguir una respuesta de verdad, pero un intenso dolor se esparce por mi pecho cuando me muevo. No puedo evitar el jadeo de dolor que sale de mi boca. Lucas me mira preocupado y se acerca más a mi.

-¿Qué te duele Anastasia?

-Las costillas, el estómago y la cabeza.-Le contesto.

-Dejame verte.- Me dice él. -Recuestate sobre el sofá.

Hago lo que me dice. Apoyo la cabeza sobre el brazo del sofá y me estiro con cuidado sobre él. Lucas se pone de pie para dejarme espacio y se arrodilla a mi lado. Me sube la camiseta poco a poco hasta la altura de las costillas y emite un gruñido de rabia.

-Lo voy a matar.

Me inclino un poco para poder verme y jadeo. Mis costillas están magulladas y tengo moretones de un intenso color violeta por todos lados. Lucas estira una mano con delicadeza y acaricia con cuidado uno de los moretones. Me estremezco. Sus dedos están cálidos y siento calor allí donde sus dedos pasan.

-¿Te duele?.-Me pregunta mientras me acaricia la piel con cuidado.

-No.-Susurro.

Él alza los ojos desde mi cuerpo hasta mis ojos. Y nos miramos fijamente. Siento sus manos calientes sobre mi piel. Mi corazón late con fuerza. Lucas desliza la mirada hasta mis labios y mi respiración se acelera. Él se inclina sobre mi y yo me muevo un poco hacia adelante, anhelandolo. De repente la puerta del apartamento se abre de golpe entra una chica, es alta y delgada, su cabello es oscuro y le cae en abundantes rizos sobre la espalda. Cuando nos ve se detiene y nos mira sorprendida y esboza una sonrisa mitad amarga mitad burlona.

-Vaya, que bien se lo pasan algunos.- Dice ella.

Yo me aparto y me bajo la camiseta rápidamente, si ella a visto las marcas, no ha dicho nada. Lucas se pone en pie y me mira.

-Ana, ella es Yessenia.-Y se gira hacia ella.- Yes, ella es Ana.

Yessenia deja su bolso sobre la mesa de la cocina y se gira hacia Lucas con las manos en al cintura.

-¿Por qué demonios te presto mi casa para una emergencia y tu la usas para desnudar a una chica?- Le pregunta enfadada.

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