¡LES INFORMO QUE EL CAFÉ LITEARIO FUE UN ÉXITO!
Todos llevamos comida para compartir, había pizza, galletitas, torta de fiambre... Y para beber había té, chocolatada, café, jugo... ¡Fué un éxito! Cada uno llevó un fragmento de algun libro que le haya gustado mucho o algo de autoría propia. Yo, llevé algo de mi autoría, algo que había escrito precisamente para el café literario. ¿Y saben qué? VENGO A COMPARTIRLO CON USTEDES :D
Aquí va:
ESTUVE EN EL FIN DEL MUNDO.
Cierro los ojos y me tapo los oídos con las manos, no quiero escuchar, no quiero ver. Estoy asustada. La puerta del pequeño armario donde estoy escondida, se abre de golpe. Un enfurecido Valentine me mira desde arriba. Tiene las manos cerradas en un puño y los ojos entrecerrados por la furia. Me agarra del pelo y me saca del armario tirándome al piso.
-¡PEQUEÑA IMBÉCIL! ¿QUE CREES QUE HACES?
Sé lo que me espera, así que no puedo hacer otra cosa que intentar protegerme. Me cubro la cabeza con los brazos y subo mis rodillas hasta mi pecho, me hago una bola. El me patea el estómago y me vuelve a gritar.
-¡MALDITA ESTÚPIDA! ¿PENSABAS QUE PODÍAS ESCAPAR DE MI?
Me golpea de nuevo, esta vez, en la cabeza. Empiezo a ver borroso. Veo a mi madre entrar por la puerta y tirar del brazo de Valentine, lágrimas caen por su rostro y no deja de temblar.
-Valentine... Dejala. ¡Pegame a mi! A ella no, por favor, a ella no...
Valentine empuja a mi madre y ella cae contra la pared. Llora y se tapa el rostro con las manos.
-¡NO TE ATREVAS A METERTE EN ESTO!
Mi padre se da la vuelta y vuelve a mirarme.
-Esto es por escaparte.-dice con voz baja y amenazante mientras me golpea en el estómago.-Y esto, es por intentar hundir a tu propio padre.
Me da una última patada en las costillas y sale de la habitación a grandes zancadas, dando un portazo.
Mi madre corre hacia mi sin dejar de llorar y me acaricia el pelo.
-Lo siento, lo siento.- murmura mientras solloza. La veo derrumbarse frente a mi y no puedo hacer nada.
Días después...
Tengo frío, me tapo, pero se que es inútil, el frío viene de adentro. Hace días que no salgo de mi habitación, no quiero comer, no quiero beber, ni siquiera llorar funciona, mis ojos están secos, ardiendo, recordándome lo débil que soy minuto tras minuto.
Miro el reloj, son las dos de la mañana. Mi garganta arde, estoy deshidratada. Me levanto de la cama y me pongo mis zapatillas, sin hacer ruido, voy hacia la puerta de mi habitación. Paso en frente del espejo y mi respiración se detiene mientras observo mi figura en el. He perdido un poco de peso, mis ojos se ven tristes, cansados, sin vida, casi irreconocibles por las enormes ojeras que tengo. No hay ningún rastro de emoción en mi rostro y estoy pálida, incluso mi cabello se ve diferente. Me obligo a moverme, arrastro mis pies hasta la puerta y giro el pomo, el aire frío de la noche me golpea y me hace temblar.
Salgo por el corredor y me dirijo al baño. Entro enciendo la luz y abro el grifo. Junto mis manos formando un pequeño cuenco y las lleno de agua para poder beber. Está fría y a mi garganta le hacía falta, es refrescante. También me lavo la cara y cundo termino, me vuelvo a mirar en el espejo. Mis ojos carecen de emoción, soy un cuerpo sin alma. Una voz interrumpe mis pensamientos, es Valentine, discute con mi madre en su habitación. Seguro que está borracho. Escucho las súplicas de mi madre y un sonido lastimero. Le está pegando, como siempre. Y ya no aguanto mas, me derrumbo en el piso del baño y dejo que las emociones me abrumen y me destrocen. Sé lo que necesito ahora.
Las lágrimas empiezan a caer y me estiro para alcanzar la parte de atrás del pequeño armario del baño. Busco y busco hasta que encuentro la hoja del cúter muy bien escondida. La tomo con fuerza y levanto la manga de mi camiseta.
La adrenalina corre por mis venas como un dulce veneno y se que deseo esto. Mi escape. Pongo la hoja del cúter sobre mi piel y la deslizo sobre ella, un líquido escarlata empieza a correr por mi muñeca y cae al piso. Una intensa punzada de dolor me atraviesa y por un momento, no existe nada mas, solo dolor, solo alivio. Miro mi muñeca teñida de sangre y sonrío. Vuelvo a pasar la hoja del cúter sobre mi piel, una y otra vez. Los nuevos cortes se mezclan con las marcas antiguas y las tiñen de rojo, el agudo dolo no desaparece, pero mi mente se va apagando.
¿Que está pasando? Esto es nuevo, nunca me había ocurrido. Estoy perdiendo mucha sangre. Mis brazos y mis piernas están entumecidas y no puedo moverme. Estoy acostada en el piso del baño, en un gran charco de sangre, y me siento bien. Ya entiendo lo que está pasando.
Me estoy muriendo.
Sonrío, feliz, aunque no lo crean, este podría ser mi final feliz. Sea donde sea que vaya a ir ahora, Valentine no podrá hacerme daño, mi propio padre no podrá seguir pegándome hasta que pierda la consciencia, no voy a tener que estar toda mi vida cuidando mis pasos y midiendo mis palabras. Las voces que llegan de la habitación se van apagando y mi visión se va nublando. Suelto la hoja del cúter, ya no la necesito, ya soy libre, puedo irme, sé que mi madre me acompañará después y estaremos las dos, juntas, sin nadie que nos pueda lastimar más de lo que ya lo hicieron.
Cierro los ojos, y el ultimo pensamiento que tengo antes de que las lagunas del olvido me lleven, es para mi madre. Mi cuerpo se apaga y siento como la vida se escapa de mi, tengo mucho frío y no siento nada, ni siquiera el dolor me acompaña ahora. Todo se vuelve negro, y sé que por fin, estoy sola... y soy libre.
Fin.
¿Que les pareció? Pueden decirme en los comentarios. ¡¡¡Aquí abajo les dejaré un par de fotos de lo que fué el taller!!!! (Y del hermoso poster que me regalaron y ahora está colgado en la pared de mi habitación)
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